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28 de Noviembre de 2023
EDUCACION
8 de agosto de 2017
La orquesta de jóvenes “Maestro Arancibia” se encargó de poner la música de fondo, pero no fueron solo clásicos. Los temas de moda, los más pegadizos y que bailan los chicos, también sonaron en el marco de una nueva jornada de “Educación sin paredes”.
Esta vez el programa del Ministerio de Educación llegó a plaza Belgrano de Banda de Río Salí con una amplia carta de actividades para alumnos de nivel escolar y familias enteras. Ajedrez, clases de arte, taller de títeres, prácticas de primeros auxilios, acrobacias en tela y jardinería fueron algunas de las propuestas. Aunque los favoritos de los jóvenes fueron las clases de química y de gimnasia artística.
“Educación sin paredes” es una propuesta que comenzó en vacaciones de invierno pero que se extenderá durante todo el año, llegando con actividades recreativas a los espacios públicos de la provincia. El objetivo es que cada fin de semana los chicos puedan contar con un espacio de esparcimiento en el que también puedan desarrollar valores y nuevos conocimientos.No solo en las aulas se produce conocimientos. En la plaza tenemos todas las variantes de lo que es el aprendizaje de los chicos hoy. Combinamos educación con entretenimiento”, remarcó el ministro de Educación de la Provincia, Juan Pablo Lichtmajer.
“La plaza es un espacio público; la educación es un derecho y un bien público, entonces juntamos esas dos cosas para que los fines de semana los chicos también estén en la escuela pero en una escuela sin paredes”, explicó el ministro.
Los maestros no estuvieron solos. Los alumnos fueron los grandes protagonistas a la hora de explicarles a otros chicos sobre diferentes materias. Fue el caso de Antonio Peñalva, alumno del Instituto Técnico Manuel Belgrano, quien participa de un proyecto solidario que lleva la enseñanza de la química y la física a escuelas rurales que no cuentan con laboratorios.
En una mesa llena de tubos de ensayo, instrumentos de laboratorio y verduras y frutas cortadas de par en par, realizó una demostración científica al gobernador, Juan Manzur; al intendente de Banda de Río Salí, Darío Monteros; y al ministro de Educación, quienes participaron de la jornada educativa.
“La química está en todas las cosas, como en la cocina. Les mostramos a los chicos con elementos que tienen en la casa, como un repollo, una papa o una cebolla, cómo hacer experimentos”, contó el joven a las autoridades y agregó que a la hora de enseñar “si usamos palabras de la ciencia que son complejas y que los chicos no entienden, con ejemplos de la vida diaria los ayudamos a entender”.
El robot “Tuerquita” deslumbró a grandes y chicos. Está inspirado en los modelos de robots de rescate y fue construido con chatarra de viejos equipos electrónicos. Surgió como la concreción de un proyecto largamente esperado por grupos de estudiantes y docentes que, desde hace muchos años, se dedican a la práctica de la robótica.
“Hoy trajimos los prototipos con los que trabajamos dentro del club haciendo programación; nuestra propuesta es poner a los chicos en un actitud constructiva y de hacedores en lo que tiene que ver con la programación, la robótica y la física, pero siempre aprendiendo desde el juego”, contó Mateo Carabajal, referente de Robótica Educativa y codirector de “Ludus”, el Club Provincial de Robótica.
Para muchos chicos este tipo de muestras es encontrarse, por primera vez, con experiencias novedosas y nunca antes vistas. “Hay pequeñas experiencias que pueden despertar vocaciones. Cuando un niño puede ver a otro, por ejemplo, tocando un violín o haciendo un robot, puede plantearse a sí mismo ‘ yo también quiero hacer eso’”, dijo Lichtmajer.
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